sábado, 11 de septiembre de 2010

Once you kill a cow…

Hace aproximadamente un año, comencé mi búsqueda por la honestidad. Nadie creía que esta palabra se cumpliera todavía en la vida real. A mis amigas más cercanas les decía que mi nuevo propósito era pasar cada uno de mis días sin decir una sola mentira (por muy piadosa que fuera) y sólo se reían y me preguntaba "¿para qué?". Hoy, mucho tiempo después y luego de haber logrado felizmente mi propósito quisiera compartir mi muy personal "¿para qué?".


En mi experiencia, puedo decir que las mentiras son como la maleza, esa matica mala que crece a mil por hora, que matan cualquier cantidad de flores y cosechas y que cuando uno viene a ver, le acaba cualquier jardín quedando sólo lleno de ella, maleza. Así fue sucediendo sin que me diera cuenta en mi vida: primero fue una, luego otra, y luego muchas más para justificar la primera. Todos sabemos como funciona, es un círculo vicioso.


Lo curioso de este asunto es que a nadie parece intesarle, si tuvieran un jardín lleno de maleza la intentaran sacar para salvar el jardín, buscarian jardineros, cualquier cantidad de expertos, personalmente mi mamá nunca se da por vencida contra la maleza y supongo, al ver jardines muy bien cuidados, que no es la única. Sin embargo, cuando se trata de las mentiras nadie se preocupa ya. Es algo tan natural, tan cotidiano que está intrínseco en nuestras vidas y así veamos que en un momento estamos rodeados (y muchas veces "obligados") a decir mentiras no nos preocupa salir de ellas, no nos preocupa que maten nuestras flores, que dañen nuestra tierra, que roben nuestro ser, no nos preocupa en absoluto, porque al fin y al cabo, pensamos, y ¿quién no miente?


Comienza con las famosas mentiras piadosas:
CASO 1: Violeta y Petunia se encuentran para salir a rumbear. Petunia muy emocionada con la salida, decide comprarse un vestido y se monta su pinta estrambótica de rumba. Al encontrarse con su amiga, muy emocionada le comenta: "Me compré esta pinta hoy, ¿cómo me veo?" (sonrisa de oreja a oreja). Violeta al ver la pinta piensa: Que cosa más asquerosa, horrible, de mal gusto, esos zapatos no pegan, a qué juega con ese peinado, etc. Y responde: "DI-VI-NA amiga! Te ves espectacular!".


CASO 2: Rosa y Narcizo acuerdan encontrar el Sábado a las 2pm en un sitio. Llegado el día, Narcizo llega muy puntual al lugar espera unos minutos y no aparece Rosa. Sólo al llamarla fue que Rosa recordó que tenían una cita. Mentira inmediata, "Narcizo! Ya te iba a llamar, imáginate que me caí esta mañana de la cama y me tocó venir a la clínica de urgencia, que pena contigo…(blah blah blah)".


CASO 3: Also the most common. Típico día que Margarita llega a su casa cansadísima y la llama un amigo, de esos que no llaman todos los días, y le dice que está cerca de casa que se reunan a hablar un rato. Margarita aunque realmente aprecia a este amigo y quisiera ir, el cansancio le gana y sucumbe a una mentirita típica: "Quisiera pero en realidad no puedo, estoy ocupada haciendo …"


La solución a estos casos es la más simple, las mentiras piadosas son las más fáciles de evitar. Caso 1: "Esa pinta no es mi estilo". Caso 2: "Lo siento, se me olvidó por completo!". Caso 3: "Realmente estoy muy cansada, quisiera quedarme en mi casa". Nada grave, no creen?


Las peores mentiras, sin embargo, son las que yo llamo las wannabe las que dice la gente para ser una persona diferente a la que es. Aparentar ser rico, aparentar ser culto, aparentar lo que sea. Es este el verdadero encanto de mentir: Las palabras no tienen límites, en este instante puedes decir que eres Dios, que conoces la luna, que eres el dueño de 4 países, que no tienes pulmones o que caminas sobre el agua, realmente lo que sea. Te hacen sentir que tienes poder, que hay algo que puedes manipular, pero al mismo tiempo es como si te dijeran que no vale la pena ser tú. Tu gloria es también tu fracaso.




He aprendido, en todo este viaje en busca de la honestidad, que finalmente, siendo honesto eres fiel a la persona que eres, le agradas a las personas por ello. Y esta es mi respuesta al ¿para qué dejar de decir mentiras?: Puede que no seas la persona más amada por todos, puede que no tengas muchos amigos, puede que muchas veces no tengas explicaciones elaboradas (y con elaboradas me refiero inventadas) para explicar tus fallas, pero eres fiel a quien eres, no pretendes ser algo más, no tienes que decir cosas que no sientes, ni inventar cosas que no haces, y sobre todo no gastas tanta memoria en recordar todas las mentiras que alguna vez dijiste.