Hablando de política por aquí y por allá, con diferentes tipos de personas y sus diferentes pensamientos descubrí algo especialmente curioso que quisiera compartir.
En Colombia, muy específicamente, la política se ha vuelto algo en lo que nadie quiere involucrarse; dado a múltiples acontecimientos recientes (y no tan recientes) a los políticos se les asocia -sin duda alguna- con robo, mentiras y falta de valores morales. Y siendo así una pregunta que nos podemos hacer es, entonces ¿por qué se vota en Colombia? Bueno, se vota principalmente por intereses personales, comunes, banales y finitos.
El pobre, incapaz de conseguir un trabajo humano por la creciente tasa de desempleo en el país, vota por la plata que le da el político o la comida que le brinda el día de las elecciones. El rico, incríblemente perezoso pero con ambición más grande que la mismísima Rusia, vota por amistad, por el puesto que le pueden dar para sus hijos o en su defecto para él mismo, donde estos no tendrán que trabajar mucho pero sí que ganaran prestigio, distinción y obviamente $$$. El clase media, es usualmente quien vota por convicción, estas personas que no están necesitadas del pan pero les ha costado buenos años de trabajo duro para llegar donde están, y a la vez no son amigos, ni siquiera conocidos, del político, lo pueden ver de una manera más objetiva (siempre y cuando no se dejen manipular por la información transmitida por los muy corruptos medios de comunicación colombianos, está de sobra que estos tienen grandes intereses políticos).
Siendo estos los motivos, sin más allá y sin más acá todos te dirían que el voto no vale mucho la pena porque al fin y al cabo "¡todos son iguales!"(de corruptos, mentirosos y faltos de valores). Solía pensar que este pensamiento se daba únicamente en gente que no había recibido educación, que todo este problema se resolvería fácilmente si Colombia pudiera subir la calidad de la educación, pública principalmente. Resulta, que mi hipótesis no podía estar más equivocada. Aun personas graduadas de los mejores colegios de Colombia piensan que "¡todos son iguales!", que en la política del país no hay que meterse porque sólo se va a conseguir terminar en la cárcel, que este país no tiene salida, que no hay manera de terminar la corrupción, que talcito es pésimo en su cargo pero ni modo, que hay que conformarse con los puestos que se consigan y a penas se pueda largarse de este país y dejar que se pudra en corruptos e ignorantes. ¡Vaya que optimismo!, de todas estas conversaciones salí con la cabeza dándome mil vueltas, tratando de encontrar el problema y a su vez mínimo una solución viable.
Pienso que debería haber una gran diferencia entre conversar con personas mayores y conversar con jóvenes sobre temas como estos, temas sobre el futuro. Pero al parecer en Colombia, no existe tal diferencia, estamos todos tan hechados a perder que ni siquiera nosotros, los jóvenes, consideramos que haya alguna solución para este caótico país. Los jóvenes más educados y preparados del país les da miedo meterse en la política y tener que terminar en la cárcel, y los que recién empezamos nuestros estudios realmente queremos encontrar una manera de sobrevivir cómodamente sin tener que involucrarnos en todo ese cuento de solucionar la situación del país.
Al paso que vamos, en 20-30 años estaremos sentados criticando, como siempre, el mal desempeño de nuestros políticos pero sin hacer nada al respecto, porque tendremos tan metido en la médula de los huesos que es imposible hacer algo al respecto que ni siquiera lo consideraremos. Los invito al optimismo, a prepararnos para volver a nuestro país a trabajar por él, para cambiar la concepción de que todos los políticos son iguales, el tiempo no nos puede pasar en vano, los problemas de este país no nos pueden quedar grandes. Los invito a distribuir el tiempo entre Facebook, un poquito de historia del país (porque quien no conoce su historia está condenado a repetirla), Twitter, leer noticias actuales, BlackBerry Messenger y educarnos en nuestra profesión pensada para este país, pensada para los nuestros, pensada en todos los impuestos que hemos estado regalando a políticos sin moral, indignarnos por ellos, sentir repulsión -y asco si es posible- de lo que han perjudicado estas personas nuestro país. Pensar, que con un buen gobierno los pobres no necesitarán un almuerzo para votar porque tendrán trabajo digno, la clase media tendrá mejor calidad de vida y la clase alta tendrá que realmente merecerse el puesto para poder ocuparlo. No es imposible, si tan sólo tuviéramos un poco de fé en nosotros mismos… si tan sólo nos dejáramos de prejuicios, nos daríamos cuenta que es posible hacer la diferencia.